¿Sabes cómo se fabrican las lucernas romanas de cerámica?
Como todos los ceramistas, recurro a la historia de la cerámica para documentarme y también como fuente de inspiración. Cuando he visitado un museo arqueológico, la cerámica romana nunca deja de sorprenderme. En particular, llaman la atención las pequeñas lucernas, no solo por la decoración con relieves sino también por el proceso de construcción con molde bivalvo.
Los moldes bivalvos de escayola permiten la fabricación en serie de un mismo modelo para poder satisfacer la gran demanda de la población. Cada alfarero marcaba sus piezas con un sello (sigillum), ¿te suena de algo la cerámica “sigilata”? De ahí viene su nombre, aunque yo pienso antes en el acabado brillante del engobe utilizado para impermeabilizar las piezas.
Para la primera lucerna que diseñé en el taller de Toro Cerámica en Huétor Tájar en 2023 me inspiré en la escultura de la venus venera, hallada en la Villa Romana de Salar (Granada). Descúbrela en este enlace.
La colección de lucernas de 2024 continúa el diseño simplificado, sin decoraciones en relieve ni elementos plásticos como asas.
He marcado la base con expresiones latinas de uso frecuente en español, un pequeño guiño a los colegas de Latín.
Construcción del molde de lucerna romana: paso a paso
1. Modelamos el prototipo macizo según los diseños que hemos considerado previamente. Con la arcilla en estado de cuero, hemos retorneado los prototipos en el torno para rematar el repié (base), el disco y el orificio de llenado.
2. Construimos los molde de escayola. Para el molde bivalvo (con dos mitades), hemos colocado boca abajo el prototipo para obtener la mitad inferior; utilizamos una cama de arcilla que cubra la otra mitad del prototipo. Con cuidado, calculamos la mitad de la pieza. Es conveniente realizar “llaves” que nos ayuden a cerrar mejor los moldes.
3. Cuando los moldes se hayan secado, realizamos una primera copia con el objetivo de corregir los posibles enganches. En caso necesario, repasamos con un poco de escayola los huecos producidos por burbujas en el molde o los desportillados.
4. El uso del molde de apretón es muy sencillo, pero necesita también su práctica. Colocamos una pequeña cantidad de arcilla en forma de churro o de disco y comenzamos a presionar con los pulgares de manera ordenada hasta cubrir los huecos del molde; es preciso controlar el grosor para que sea uniforme. Si el grosor es muy fino, se fracturará; calcularemos unos 5 o 6 mm de grosor en las primeras reproducciones e iremos afinando la técnica poco a poco.
5. Pegaremos las dos mitades del molde con barbotina. Primero, “peinamos” las dos juntas con una herramienta, luego aplicamos con un pincel bastante barbotina. Unimos y presionamos las dos partes del molde y dejaremos secar para que la escayola absorba la humedad de la arcilla.
6. Desmoldamos la pieza con cuidado y eliminamos las rebabas con una herramienta. Alisamos las juntas con el dedo y una gotita de agua. No hay que presionar fuerte porque se puede deformar la pieza, ya que aún está blanda.
7. En estado de cuero, perforamos el orifico central del disco y el de la mecha.
8. El secado debe ser controlado para evitar fracturas. Conviene conservarlas en una bolsa de plástico cerrada los primeros días, luego abrimos la bolsa poco a poco; por último, las dejamos secar por completo sobre una tabla en el taller antes de cocerlas. Las lucernas se cocerán a 950º (bizcochado). En nuestro taller no les aplicamos engobe tipo sigilata, así que el acabado final será poroso. Recomendamos el uso decorativo de las lucernas de Toro Cerámica.
¿Quieres organizar con a tu alumnado un taller de lucernas romanas?
He diseñado un taller para un grupo reducido, especialmente de 4ºESO y Bachillerato, donde crearéis lucernas para toda la clase utilizando un molde de escayola bivalvo. Cada participante se llevará un recuerdo memorable de la experiencia con Toro Cerámica. Consulta los detalles aquí.